Alpargatas de diseño

Artesanía de lujo, hecha a mano

Dibujo de una alpargata con una luna al fondo

Tradición y estilo en alpargatas artesanales

En nuestra tienda celebramos la tradición y elegancia del calzado artesanal con alpargatas artesanales reconocidas tanto a nivel nacional como internacional. Con una amplia gama de estilos y modelos únicos, te invitamos a descubrir el encanto de nuestras alpargatas artesanales. ¡Nos encantaría ayudarte a encontrar el par perfecto que coincida con tu estilo!

Por qué escoger nuestras alpargatas

Personalización completa

Fabricación a mano

Uso de materiales naturales

Durabilidad garantizada

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Mi historia

En este caso, voy a comenzar por el «porqué»: mi vida, desde que nací, ha estado vinculada a la moda, mi madre es modista desde los 16 años. Con 14 años mi abuelo la apuntó a un taller de costura donde inició su andadura como modista, esto fue allá por el año 1953, con 16 años terminó su formación y se hizo su primer vestido; en casa de mis abuelos eran 4 chicas y un chico, además tenían restaurante por lo que mi madre era la encargada de todo lo que tenía que ver con la ropa, tanto personal como del restaurante. En aquellos tiempos ella confeccionaba la ropa de mis abuelos, tíos y negocio, desde las prendas interiores hasta los trajes de novia de mis tías y de invitadas, primas y parte de la familia. El único vestido de novia que no hizo fue el suyo propio, ya que, en aquellos tiempos y en Andalucía las supersticiones se llevaban a rajatabla, su traje se lo confeccionó la maestra que le enseñó a coser.

Cuando yo nací mis padres estaban en Madrid y mi madre cosía para 2 de los mejores talleres de la época, donde la gente pudiente se hacía los trajes para los eventos y compromisos.

A mis 4 años, mi madre me sentaba en una sillita de enea y me enseñó a pasar los hilos, para mí era un juego, pero antes de los 5 años lo hacía de maravilla. Crecí rodeada de telas, hilos y todo lo que tenía que ver con la confección a medida de alta costura. También conviví con el estrés de mi madre cuando se acercaban las fechas de entrega, con sus noches sin dormir para terminar un vestido, etc.

A ella los días de entrega le causaban estrés y temor por si algo había salido mal, hasta que la señora no se probaba la prenda y todo quedaba correcto, mi pobre madre no respiraba tranquila. En cambio, a mí me encantaba cuando me llevaba con ella, aún recuerdo el recibidor del taller, un piso antiguo del centro de Madrid, con techos inmensos y lámparas de araña, recuerdo que las paredes estaban entreteladas en rojo granate y olía a telas. Mientras mi madre hacía las pruebas, entregas y demás yo siempre me quedaba en el recibidor con Lucía, la hija de Doña Aurora que era la jefa del taller; lo cierto es que recuerdo todo eso con mucho cariño, la verdad.

Yo era una niña a la que no le gustaba mucho jugar con muñecas, pero me encantaba hacerles vestidos y complementos, eso sí me mantenía entretenida porque era un poco terremoto.

“Cuando”: mi madre me enseñó todo lo que ella sabía respecto de la confección a medida, ella lo único que no hacía era diseñar, pero todo lo demás era de su total dominio. Siempre me decía que me formara en diseño y siguiera cosiendo. Yo, desde niña, quería ser médico y, el hecho de haber visto a mi madre tan prisionera de la costura, no quería saber nada al respecto. Al terminar el instituto todos tenían claro que iba a estudiar medicina, incluso yo, pero al indagar sobre la carrera, asignaturas, cómo ejercer, etc., hubo algunos detalles que me desencantaron totalmente y, de pronto, todo se me vino abajo, pero tenía claro que determinadas cuestiones nunca sería capaz de sobrellevar. Me matriculé en FP de Administración comercial (que nadie me pregunte por qué, porque ni yo misma lo sé, de hecho solo trabajé los 2 primeros años de mi vida laboral en esa actividad).No recuerdo muy bien, pero ya sería 1985, más o menos, entre mis 18-19 años; nuestras vidas ya habían cambiado mucho, a mis 14 años nos trasladamos a Zaragoza dejando todo nuestro mundo atrás, cosa que me costó mucho encajar; mi madre seguía con sus costuras, pero ya por su cuenta desde hacía varios años y yo había terminado mis estudios, esos que no me gustaban para nada, entonces decidí hacer un curso de diseño y confección, mientras iba trabajando en alguna tienda y ayudando a mi madre en su taller que tenía en casa. 

Seguí ayudando a mi madre, pero siempre paralelamente con otro trabajo porque no me quería implicar 100% con la costura, aún sentía rechazo por el tipo de vida que veía en mi madre, a pesar de que ella era y es super feliz con una aguja en la mano. Por supuesto me hizo mi traje de novia y el de gran parte de las invitadas, además de los niños.

Todo fue transcurriendo, tras mi desastre personal, en el año 1999 mi vida profesional se centró en el mundo de la seguridad donde, con mucho esfuerzo, mucho demostrar por ser mujer y mucha preparación, conseguí una muy buena y reconocida posición, llegué a jefe de seguridad, pero mi compañera de viaje, la fibromialgia, me obligó a alejarme de mi trabajo porque no podía asumir mis responsabilidades. Y es entonces cuando la costura vuelve a formar parte muy activa en mi vida. Monté un taller con mi madre y con mucho esfuerzo iba funcionando bien, pero al poco tiempo y paralelamente comenzó el trabajo en mi desarrollo personal. Yo empecé a enfocarme más en ese campo y dejamos el taller, que no nos faltaba el trabajo, pero tampoco iba muy boyante.

No obstante, desde ese momento, nunca me he vuelto a desvincular totalmente de la costura. A la vez que trabajaba en mi recuperación y como no tenía trabajo estable, seguía ayudando a mi madre, que ella nunca ha dejado de coser y, además, empecé a confeccionar mis zapatillas artesanas esto fue en 2012 ó 2013, hacía las zapatillas, bisutería y complementas que, en muchos casos, eran para los trajes que confeccionaba mi madre. Poco a poco mi actividad de desarrollo personal iba creciendo, además de mis formaciones en técnico y, finalmente, dejé de hacer mis zapatillas y todo lo demás. Aun así, siempre tenía en mente la manera de unificar ambas cosas, porque tanto el mundo de la moda como el del desarrollo personal están muy ligados a mí y muy dentro de mí, no entiendo mi vida sin esas 2 pasiones que me hacen olvidarme hasta del tiempo.

Y por fin vuelvo a estar en el camino y, ahora sí, voy a complementar las 2 porque esa es mi meta y mi sueño personal.

“Cómo”: Aquí tengo que decir que, por el momento, no sé muy bien los “cómo”, solo sé que estoy hacienda zapatillas, que necesito retomar mi actividad como técnico de desarrollo personal porque siento que me falta algo, pero no sé cómo voy a hacerlo. Por lo pronto ya he buscado ayuda, guía y apoyo y os he encontrado a vosotros. Esta es casa apuesta más fuerte porque es la decisiva, llevo 3 años probando, intentando y sin ningún resultado, pero rendirme no era la opción y hasta aquí he llegado.

© 2024 Maite Hidalgo Alpargatas